viernes, 18 de septiembre de 2015

Recuerdos de mi Padre

Buenos días amigos. 


Crecí rodeada de máquinas de escribir porque mi padre era el mejor mecánico que jamás podríais imaginar. 


No sólo las arreglaba y limpiaba, había entre él y la máquina una conversación que solo ellos entendían, su tintineo, la suavidad de cada una de sus teclas, ese olor tan peculiar que dejaba impregnada la estancia con olor a tinta fresca, cada marca con su sello personal, cada modelo antiguo que caía en sus manos lo convertía en pieza de museo.



No importaba que fuera sábado o domingo.
Él siempre estaba en su mesa de trabajo disfrutando de su pasión, que no era otra que la de hacer que ellas hablarán con voz propia y pudieran transmitir de forma personalizada lo que otros quisieran contarle.




Me gustaba observarlo en silencio mientras yo leía y escuchar la música de la que se acompañaba que casi siempre solía ser clásica, opera o canciones románticas, y por supuesto las tardes de domingo también les ponía los partidos del Real Murcia y del Real Madrid, mientras la máquina, él y el transistor se hacían buena compañía.



 Así que cuando llegó Internet, llegué a odiar ese invento maléfico que nos dejaba sin este recuerdo que siempre perdurará en mi memoria. 
Gracias Papá por enseñarme tantas cosas maravillosas y permitirme gozar siempre de tus enseñanzas.


A Emilio Valiente allá donde estés que seguro será cerca de mi siempre.




Concierto para Orquesta y Maquina de Escribir